Por Santiago Pochat. Yo culpo al cansancio, la ignominia de algunos y la ignorancia del resto. De qué? Los culpo de no entender la imperfecta división que genera Internet como ecosistema, como plataforma y como órgano vivo representativo de nuestra evolución absolutamente anti-natural de nuestros derechos percibidos y adquiridos.
La libertad, por definición y por principio debería ser lo más abarcativa posible (N. del E: Digo posible porque no todos son libres en las sociedades más libres aunque nos guste creer que si) Estamos sujetos a varios factores que limitan nuestras libertades que son usualmente obviados por ser poco relevantes a la discusión final y que tienen que ver con terceras partes que la afectan. Parte de este problema proviene de la desnaturalización del mundo online. Estamos convencidos de que las reglas y convenciones aplicables al mundo offline no corren ni cuentan, que el anonimato y las amenazas vacias, las opiniones vagas y poco informadas y hasta la estupidez mágica que nos rodea es posible porque en este mundo se puede todo. Es un mundo donde los voceros de las compañías ultimamente son quinceañeros (no literalmente, crítico online) o tarados que les cuesta entender su rol en el negocio de su cliente.Leer completa