En momentos donde todos hablan de lo maravilloso de ser emprendedor, leer Depression in Startupland es realmente interesante. Notas de Sam Altman hablando sobre como aceptar que la depresión existe hasta Brad Feld hablando de sus altas y bajas en su carrera es... refrescante y sobre todo abarca temas que pocos podrian admitir por miedo a ser marcados en el mercado, el tema del "sindrome del impostor" es mucho más común de lo que uno supone y así como se habla de diversidad y como manejar el éxito, que se hable de esto me parece mucho más importante y honesto que las charlas en plan gospels de película americana.
¿Que no es cool hablar de esto? Seguramente no lo es, pero al menos es honesto y útil para más de una persona a la que conocés. Y no voy a analizar todas las notas porque vale la pena leer la serie completa en este link Depression in Startupland
Suele darse un buen consejo respecto a esto, que es “tomátelo como un juego”. Sirve, pero para emprendedores jóvenes que de última vuelven a lo de los padres.
Pero cuando hay compromisos y responsabilidades (he leído que el emprendedor promedio tiene 40 años y un hijo), la adversidad se vuelve realmente muy dura. Y el abismo, real.
Muy buena lectura.
@martin
comparto lo que decís… y con 44 años y un hijo de 8 los saltos son cada dia mas fuertes ;)
abrazo
Es muy cierto, y es un peligro que la cultura startup promueva el “oye, anímate a emprender!” como si fuera que vas a cambiarte el color de pelo. También es parte del aprendizaje entender que cuando uno se mete en ese mundo, tiene más chances de fracasar que cuando elige un laburo o carrera tradicional. No es todo tan fantástico. Y se aprende muucho muchísimo.
La parte buena es que siempre hay gente del “ecosistema” que está al lado tuyo para hacerte el aguante (sacarte a comer aunque estés pasadita/o de kilos incluso ;). Y compartirlo y hablarlo abiertamente es muy sano para los demás.
Me acuerdo de un video que vi sobre Marcos Galperín hace un tiempo en que contaba sobre las épocas difíciles de MELI, en que no podía ni levantarse de la cama porque no sabía si y cómo la empresa iba a seguir funcionando, con toda esa gente y familias dependiendo de él. Ahora lo ves y ni te lo imaginás viviendo algo así, pero la pasó.
Qué bueno, Mariano. Otra vez das en el clavo con temas que ni se comentan. Hace tiempo que vengo estudiando este subject. Quizá hasta me animaría a hacerte un guest post al respecto.
@maxi
bienvenido si tenés ganas ;)