Hace un mes Amazon lograba la exclusividad para la venta electrónica de todos los autores representados por Andrew Wylie que es el agente literario de algunos de los autores de ficción contemporánea más importantes que hay, el acuerdo era tan fuerte que esa firma la disputaron durante mucho con Apple y Barnes & Noble... todos querían esos derechos digitales, hasta que apareció el papel y les torció el brazo a todos juntos.
Random House, para el que no lo sabe es la mayor editorial del mundo y la que tiene los derechos de papel de, ente otros, los autores representados por Andrew Wylie... al ver que los derechos digitales iban a Amazon, simplemente dejó de imprimir los nuevos títulos de esos autores y, resumiendo, apenas un mes más tarde, Wylie lleva sus bits al dueño del papel.
Y pese a que el futuro del libro es digital, es simple cuestión generacional y no se puede negar, el poder del copyright y la concentración del poder de negociación es tan grande que los que imaginaban un cambio en los actores acaban de recibir un golpe en la frente... en el caso de Random House quizás hasta nos convenga ver que el libro está disponible en todas las plataformas pero cuando la obra de un autor es prisionera del dueño de los derechos, es que algo está mal. + en Wall Street Journal
Random House es un publisher; Amazon un retailer que hace mucha guita desde el ‘sale rack’.
El problema es que al tener derechos digitales… te convertis en un publisher y al ser digital, estás en un negocio que dominás mejor que Random House si sos Amazon… pero esto muestra como romper “brazos” ;)
De una forma u otra esos e-books van a volver a Amazon solo como vendedor de esos titulos. Como publisher Randon House, siendo publisher, haría mejor trabajo en relacionarse con autores (cheddar). Por eso traté de mantener la diferencia de publisher y retailer.