Si no puedes con la avalancha publicitaria, únetele

Escrito por Andrés Bianciotto, fundador de Stardom Labs y otras utopías, paladín de medios digitales y experimentador tenaz.

Hace un tiempo escribí “Coffee shop publishing: un modelo de negocios“, donde hago un recorrido por el estado de la publicidad digital y exploro una idea para montar medios que se rentabilicen por suscripción.

A ese texto le siguió una maduración de la idea, incontables charlas con amigos y potenciales socios, y lo más típico que pasa cuando uno anda persiguiendo un negocio en la web: registré como 30 dominios “por las dudas”.

En el primer párrafo (Anécdotas…) hay una clave que describe el hilo conductor de lo que encontré después: la inversión publicitaria no ha dejado de batir récords año con año. Siguen apareciendo jugadores en el mercado mundial del marketing digital (2011: 150, 2012: 350, 2014: 1000, 2015: 1900) y se sigue agrandando el pastel de donde todos se sirven. Revelador.

Revisando y revolviendo, otra epifanía: 99.9999% de esos jugadores hacen algo que beneficia al “dueño” del presupuesto. Casi todas las empresas que entran al mercado, lo hacen para ayudar al anunciante a mejorar el retorno de la inversión, ya sea bajando costos, aumentando efectividad, mejorando la puntería, etc.

Los medios digitales quedaron al final de una cadena de decisiones que -la gran mayoría de las veces- no los incluye. Entre 2005 y 2008 más o menos, mientras las ventas directas todavía funcionaban y la optimización de la inversión no era tan intensiva, hubo toda una generación de medios que se descolgó de la carrera hacia la tecnificación de los espacios publicitarios. “Vendemos directo todo lo que se pueda, y le ponemos AdSense a lo que sobre” fue una decisión semi-consciente que todos tomaron en algún momento.

Resultado: fuera de los medios grandes, algunos atados a grupos de medios tradicionales con ejércitos de gente, los que siguen en la lista ahora están entre la espada del fin de las ventas directas (P&G anunció que el 70% de su compra publicitaria mundial será programática para 2018, otras marcas acompañan) y la pared de AdSense, que si lo dejamos solo, paga poco.

Ante este panorama, hay una respuesta que puede rescatar a los “medianos” de esta espiral descendente: subirse al tren de Marketing Technology cuanto antes y sin reservas. Agregar información de audiencias, ventas programáticas, real time bidding y cualquier otra sigla que puedan encontrarse en el camino, porque lo cierto es que el dinero está circulando por el mercado y si no lo tomamos, se lo quedan otros.

Quienes puedan contratar un equipo in-house, deben hacerlo antes del lunes. Hace falta tener al menos un trafficker hiperactivo, conectar el ad server a los DSPs más grandes, establecer espacios disponibles para RTB o venta programática, generar data de audiencias con un proveedor de confianza, acercarse a otros partners que puedan colaborar a monetizar el contenido.

Y acá es que salta mi corazoncito de consumidor y enlazo con mi post original: no se trata de poner layers, rich media y (con perdón de la palabra) HotWords que van en contra de la experiencia del lector, sino de hacer que la publicidad sea relevante y certera para maximizar su rentabilidad sin erizar al visitante.

Con todo esto en mente, hace una semana fundé Stardom Labs, una empresa que trabaja para convertirse en el dream team publicitario de nuestros clientes. Somos un equipo que lleva más de 15 años en el mercado y elegimos ponernos del lado de los medios, sumando a los socios más apropiados para ahorrarles trabajo. Tener un medio con mucho tráfico y pocos ingresos tiene cura.

Idiocracy: Argentina 2030

¿Conoces la película Idiocracy? Me parece una descripción futurista no-lejana perfecta de Argentina.

Tengo un pariente profesor de historia en escuelas secundarias y terciarias de Córdoba. Muchas veces he escuchado sus lamentos por el deterioro general del nivel educativo con que le “llegan” sus alumnos: problemas para comprender textos, trabajos prácticos donde por falta de información disponible vía Google sobre el río Dulce le copypastean datos del río Amarillo y otras bellezas.

Esas historias de aula, vienen usualmente acompañadas por otras, de dirección: no debe reprobar a tantos alumnos, porque el score de la escuela se ve mal. Otras veces los propios padres de un alumno en la frontera del analfabetismo aparecen en la escuela con un amparo judicial que indica que debe pasar al siguiente año a salvo de las injusticias administrativas que imponen leer y escribir como condiciones para llegar al cuarto año de secundaria.

El mes pasado, el profesor recibió nuevas instrucciones “desde arriba”: no hay que tomar examen inmediatamente después de un fin de semana o feriado para evitarle stress a los párvulos y está obligado a reducir la extensión de los exámenes a la mitad. No importa la complejidad del tema: la comprensión sobre el desarrollo y caída del Imperio Romano deberá ser evaluada en dos secciones, media cuartilla y todos contentos.

El profesor es un tipo creativo, y quiso proponer un crucigrama como uno de los puntos del examen. La respuesta: no haga trampa, un crucigrama contiene muchos temas, si dijimos dos, no innove.

¿Por qué semejantes ridiculeces? ¿Qué clase de stress es ese que pretenden evitarle a los alumnos? La única razón que se me ocurre es el dinero. Si un cierto porcentaje de alumnos pasa de año y/o tiene un cierto promedio de calificaciones, hay créditos disponibles del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo para el sector educativo con los que se cuenta para sostener el sistema.

¿Por qué deteriorar las condiciones educativas de un país si no para asegurarse el acceso a fuentes no genuinas de financiación en un estado que se dirige con determinación a la quiebra? Otro discurso no resiste examen.

Andrés, no jodas, la escuela es aburrida y funciona con base en planes de estudios desactualizados, mejor que pasen rápido y lleguen pronto a la universidad. Interlocutor ficticio, no creo que pienses que se puede pasar sin sobresaltos de un vacío total como el que pretenden imponer, al entorno universitario que aún mantiene rastros de dignidad y un muy diferente nivel de exigencia.

¿Cómo le irá a un chico que no termina de entender lo que lee y nunca jamás en su vida conoció los nervios pre-examen en una clase de 1000 alumnos como las que tuve en mis lejanos días en Ciencias Económicas de la UNCba?

Apuesto a que, con el correr del tiempo, las exigencias del sistema universitario van a bajar.

¿Me siguen? ¿Sabemos qué viene después? El deterioro de la capacidad emprendedora y empresarial argentina.

¿Quién va a emplear a estos chicos que jamás fueron entrenados para lidiar con un poco de stress, ni hablar de proveedores pinchaditos o clientes que no quieran pagar? Me aterra pensar que dentro de dos o tres generaciones de alumnos, toda la validación del conocimiento será un examen de opción múltiple por año y a volar.

Me aterra más pensar el destino que le espera al sector productivo cuando eso sea la única mano de obra disponible.

La humanidad se dirige hacia la “economía del conocimiento” y alguien desde el Ministerio de Educación (y el de Economía también) quiere evitarlo a toda costa.

Porque cuando no se conoce nada del mundo, no se puede comparar la mierda propia vs la mierda de otros.

Porque cuando no se tiene una base cultural relativamente sólida, es prácticamente imposible criticar con fundamento los desmanes que hacen “los de arriba”.

Porque cuando se empobrezca el sector productivo por la destrucción de la calidad de su mano de obra, el único empleador será el Estado.

El clientelismo político como sistema de gobierno. A perpetuidad.

Todos los que dicen que Argentina va hacia el infierno venezolano, se equivocan. Está yendo por la vía rápida para convertirse en San Luis, con un 98%* de empleados públicos. Mucho peor, porque es aparentemente perfecto.

Escrito por Andrés Bianciotto, cordooobés que vive desde hace 10 años en México y se entera de las novedades desde Argentina con una mezcla de incredulidad y pavor que no se compara con ningún examen universitario, pero se las aguanta bien.
*Léase “con un altísimo porcentaje”.

Idea para emprendedores: ¡pónganse a trabajar!

Mientras en Buenos Aires se desarrolla la Experiencia Endeavor, un evento donde mucha gente se reúne a escuchar cómo otros hablan sobre emprender, me puse a pensar en la bastardización del término (y estoy seguro que “bastardización” es la idem de otro término) y la manifiesta distorsión de la realidad que afecta a una porción de los prospectos de emprendedores latinoamericanos.

En mi observación -parcial y personalísima- del paisaje emprendedor latinoamericano enfocado en productos/servicios online (how’s that for a category?), veo dos tendencias que operan en contra del pleno desarrollo de la actividad emprendedora que, y en esto todo el mundo parece coincidir, la región necesita con urgencia.

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