Por Mauro Accurso - Por más que ya pasó más de un mes desde su publicación, no podía dejar pasar este espectacular post de Paul Bradshaw en OJB titulado "Un embajador avergonzado es una tragedia, 15 mil civiles muertos es una estadística", donde repasa los diferentes desafíos de los medios en tiempos de periodismo de datos, sucesos tan disruptivos como Cablegate y "especialmente como enganchar a las personas con noticias que involucran grandes conjuntos de información".
La pregunta que abre este análisis es porqué si los Iraq war logs descubrieron 15 mil muertes de civiles extra recién cuando Cablegate puso en vergüenza a los políticos (y de hecho recién funcionarios del Departamento de Estado salieron a decir que cablegate fue "vergonzoso pero no dañino"), las autoridades de USA empezaron a poner verdadera presión a Wikileaks. ¿Y porque las filtraciones de Afganistán e Iraq no estuvieron ni cerca en cuanto a la repercusión mediática?
"The death of one man is a tragedy. The death of millions is a statistic", es una frase (nunca fue probada que sea de Stalin) que apenas nos sirve para empezar a entender este gran desafío donde la escala de información que podemos llegar a manejar los periodistas se acaba de disparar hasta niveles nunca antes imaginados y eso puede jugar en contra a la hora de lograr interés en los lectores que se identifican mucho más fácil con casos individuales.
Y no es un fenómeno que afecta sólo a los periodistas sino también a la justicia. "Las personas que hieren a una gran cantidad de personas obtienen penas significativamente menores que las personas que hieren a un menor número. Las cortes castigan a las personas con menos fuerza cuando ellas hieren a más personas", aseguró Ben Goldacre basándose en un estudio titulado "La paradoja de la severidad" y no hace falta buscar demasiado lejos para corroborar eso.
"Una filtración que carece de repercusión no hace nada para servir al interés público si entendemos eso como capturar la atención del público para nutrir su discurso de una forma que tenga potencial de cambiar algo material", afirmó sobre Wikileaks Kevin Marsh pero es justamente por eso que Assange empezó a aliarse con medios tradicionales capaces de influir con fuerza en la agenda global en una movida que generó polémica pero sin dudas brindó sus frutos: The Guardian, Der Spiegel, New York Times, El País y Le Monde agregaron la cuota de repercusión necesaria a las filtraciones.
Entonces, mientras la visualización puede aportar muy buenos resultados para contar una historia con semejante cantidad de data, por otro lado, tratar de humanizar una noticia así genera el riesgo de que sea percibida como una excepción y no como la regla (las prácticas de tortura de USA en Guantánamo o el plan sistemático de desapariciones del Proceso de Reorganización Nacional en Argentina, por mencionar 2 ejemplos) o que una selección de casos de estudio no reflejen una realidad mucho más compleja. Para que quede claro, si quieren utilizar un caso o una anécdota para que se entienda mejor una cuestión en los medios, ese caso debe ser representativo de la cuestión y eso no es tan fácil de lograr siempre.
"El periodismo en escala industrial usando mucha información en una época en red trae nuevos problemas y nuevas oportunidades: necesitamos humanizar y personalizar los grandes datasets en una forma que no desvirtúe la complejidad o la escala de los temas que se tratan; y necesitamos pensar acerca de lo que pasa luego de que alguien lee una historia online y si los publishers online tienen un rol en eso", resume Bradshaw y es un debate que vamos a tener que dar más temprano que tarde.
Por Mauro Accurso – periodista freelance, hoy se lo puede encontrar en su blog Tejiendo Redes, Twitter y Celularis, donde sigue incansablemente los lanzamientos de los últimos dispositivos y las noticias más relevantes del mercado móvil.
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