Never meet your idols

Disco 1: hubo un tiempo que fue hermoso. Un tiempo en el cual conocíamos a nuestros ídolos a través de su obra. O de publicaciones que nos contaban un poco más acerca de esa imagen sobre la cual nos reflejábamos. Un tiempo en el cual Robert Johnson firmaba pactos con los demonios para tocar la guitarra como los dioses, donde los Led Zeppelin vivían rompiendo cuartos en el Chateau Marmont. Un tiempo en el cual Charly García era un músico hiperactivo que se la pasaba yendo de la cama al living de la mañana a la noche, como un león enjaulado en Santa Fé y Coronel Díaz. Era un tiempo hermoso porque era un tiempo misterioso. Y todos sabemos (o deberíamos saber) que pocas cosas son más interesantes que el misterio.

casi famosos

Disco 2: pero los tiempos están cambiando, dijo alguien que aún hoy sigue siendo devoto de Nuestra Señora del Bendito Misterio, y esa barrera que había entre las estrellas y los humanos se rompió. Y los dioses de nuestro Olimpo personal bajaron a la tierra de los mortales y empezaron a pasar un tiempo delante de su computadora y otro tiempo empuñando sus smartphones, contándonos fragmentos de su vida que no se si no queríamos, o no debíamos conocer. Porque saber que ese tipo que llena estadios tiene faltas de ortografía es casi tan chocante como imaginarse a Frank Sinatra saliendo a cantar en el Sands con una mancha de tuco en la solapa.

Disco 3: resumiendo, mis queridos artistas, cuídennos de sus detalles cotidianos y mundanos. A nadie le hubiera gustado saber que Jim Morrison usaba ojotas con medias y pantalones cortos o que Sid y Nancy viajaban en colectivo leyendo TV Guía. Déjennos mirarlos desde lejos, desde un lugar donde las imperfecciones no se noten y todo sea glamour, excesos, salas VIP y fiestas alocadas hasta el mediodía. Para twittear sobre el clima, los problemas del transporte público o si tenemos una hoja de orégano en un diente, estamos nosotros, los mortales sin talento para el arte. Muchas gracias.

Bonus Track Matinal: Releo lo que está arriba. Lo converso con un amigo vía mail. Y me pregunto si no habremos sido nosotros (público) los que rompimos esa barrera, los que subimos en manada al Olimpo a buscar a nuestros dioses y a querer conocer sus imperfecciones, para después decirnos “lo imaginaba más alto” o “se tiñe, te dije que se teñía”. Si no habremos sido nosotros los que nos creímos críticos de Mojo y escribimos sin pudor sobre un disco, sin ni siquiera haberlo comprado (porque un disco es un arte, una tapa y una caja). Porque está muy bien que las estrellas se queden en el cielo. Siempre y cuando nosotros no intentemos volar.

p.d. alvarez trabaja en publicidad, lo deberían seguir en su Twitter porque no es un star y bloggea en Te Mataría y A mis pies

8 opiniones en “Never meet your idols”

  1. Pablo,
    a veces me pregunto si no somos nosotros (o nuestra conducta forzada por los medios) los que nos llevan a querer ser estrellas cuando no podemos serlo… no, nunca me imaginé a Paloma Herrera sacandose un moco o a Calamaro sin lentes… y la verdad, yo NO quiero imaginarlos porque van a ser “humanos” como Demi Moore ordenando ropa en bombacha blanca de vieja en su casa (por mas que en ese culo le quede genial :P)

  2. ¿Por qué deshumanizar a quién admirás? ¿Por qué cristalizarlos? ¿Por qué el temor a admirar personas? ¿Por qué el comportamiento de un artista incide directamente en tu apreciación de su arte?

  3. No creo que el desengaño sea algo malo. Así como tampoco creo que el “engaño buscado” no tenga cosas buenas.

    Entiendo lo que decís, pero a mí me gusta saber que son personas, los hace cercanos y alcanzables.

    ¿Qué más lindo que poder alcanzar una estrella?

  4. Mariano: todos tenemos nuestro lado oscuro y por eso mismo, no prendamos ESE velador!

    Morton: el arte está relacionado con los sentimientos y los sentimientos se crean a base de confianza. Entonces es al menos sospechoso que alguien pregone sobre las bondades de algo y después viva contrario a eso. De todas maneras, la libertad es libre. Y la ficción musical es un barrio que deberíamos visitar más a menudo.

    Maxi: más lindo que alcanzar a una estrella es convertirse en una estrella. :)

  5. Una vez escuche decir al conductor de un programa rockero de radio de Rosario alla por los 90s que cuando uno conoce (personalmente) a sus idolos empieza a bajar los posters de la pieza.

  6. Conocer en detalle a un ídolo sólo se compara con el fin del “enamoramiento”, esas mariposas que uno siente en el estómago durante no más de 3 meses seguidos y después pufff… todos somos humanos y nadie es perfecto. Queremos a nuestras estrellas, inalcanzables por más de 3 meses! :)

Comentarios cerrados.