¿Misionarios sí, mercenarios no?

[post invitado de Diego Basch]
Últimamente en el Silicon Valley se habla bastante de la idea de empezar un emprendimiento como una manera de mejorar el mundo. Como el SV es la meca de los emprendedores tecnológicos, esta idea está teniendo algo de resonancia en otros lugares. En este post voy a explorar un poco su motivación y significado. Desde mi punto de vista altamente subjetivo, por supuesto.

Ayer leí un artículo de Vinod Khosla en el blog de tecnología del New York Times en el que dice cosas como:

“Alguna gente cree que ser adquirido debería ser la más alta aspiración para un emprendedor en el Silicon Valley. Yo disiento con vehemencia”

“Queremos misionarios, no mercenarios – fundadores apasionados y con un foco maníaco, que creen en una visión”.

De lo que no se da cuenta Khosla (o al menos no lo admite) es de que es muy fácil decir esto cuando la cuenta bancaria de uno tiene diez dígitos :)

En el SV hay bastante gente que tiene la vida resuelta desde lo económico. Concretamente, esto significa que podrían dejar de producir y dedicarse a beber, comer y tocar mal la guitarra indefinidamente (manteniendo su nivel de comodidad, por supuesto). Si me pongo a pensar en cuántos conozco personalmente en esta situación, probablemente llegue a los tres dígitos. Lo interesante es que todos ellos siguen trabajando de un modo u otro. Algunos se dedican a ser inversores profesionales. Otros intentan “pasar al siguiente nivel”, es decir levantar decenas de millones de dólares con una idea para crear el nuevo Google o Facebook (“revolucionaremos la forma en que la gente saca fotos de su primera orina matinal con filtros Lomo-fi”). Un tercer grupo sigue trabajando como si nada, porque no les interesan las opciones anteriores. O quizás por inercia, o porque les gusta lo que hacen.

No creo que tenga sentido hacer juicios de valor sobre las elecciones de estos grupos. Para quienes conocen la jerarquía de Maslow (quizás un poco obsoleta a esta altura, la uso a modo de ejemplo), estas personas tienen resueltas las cuatro capas inferiores de la pirámide y se pueden dedicar a completar la quinta, llamada “autorrealización”. Según la Wikipedia:

“Es la necesidad psicológica más elevada del ser humano, se halla en la cima de las jerarquías, y es a través de su satisfacción que se encuentra una justificación o un sentido válido a la vida mediante el desarrollo potencial de una actividad. Se llega a ésta cuando todos los niveles anteriores han sido alcanzados y completados, o al menos, hasta cierto punto.”

No mencioné a un cuarto grupo entre los de “vida resuelta” (frase que detesto porque sobrevalúa violentamente el aspecto económico, pero la uso porque se entiende fácilmente). Hay gente que se da cuenta de que desde esa posición de privilegio podría intentar mejorar algún aspecto del mundo sin hacer grandes sacrificios personales. Por supuesto, el aspecto lo elige cada uno. Bill Gates decidió que tiene los elementos como para luchar contra la malaria, que mata a un millón de personas cada año. Lo que no hace Bill Gates es salir a decir cosas como:

“La mejor razón para crear una empresa es para tener un impacto: crear un producto o servicio que haga del mundo un lugar mejor”.

A mi entender, a esa frase le falta el “para uno mismo” al final como para ser un poco más sincera. Empezar una empresa no es un acto altruista, y me parece peligroso e hipócrita inculcar este mensaje en quienes emprenden por primera vez. Si uno va a dejar un trabajo estable y seguro para crear una empresa, va a tener una motivación importante para “resolver el problema del dinero” como dice Paul Graham. Por más visión que tenga, va a tomar decisiones que maximicen la posibilidad de ganar lo suficiente como para no trabajar más. Una empresa de imágenes médicas puede transformarse en una red social si es lo que el mercado pide. Pocos van a rechazar una compra que los llevaría de poder no trabajar por seis meses a poder no hacerlo por ochenta años.

Eso no quiere decir que no sea bueno intentar “crear un producto o servicio que haga del mundo un lugar mejor”, pero para la mayoría de la gente está lejos de ser la mejor razón para crear una empresa .

Lo que sí creo es que el cuarto grupo necesita más miembros, y en eso estoy de acuerdo con Khosla. Quienes tenemos la posibilidad de mejorar el mundo sin sacrificar nuestro futuro somos un pequeño porcentaje de los habitantes de este planeta. No podemos pedirle a un joven emprendedor que apueste su futuro para intentar mejorar la medicina o reducir la pobreza. Que se dedique tranquilo a resolver el problema del dinero, y luego podrá decidir por sí mismo a cuál de los grupos se quiere sumar. Con suerte podrá saltearse etapas como le sucedió a Khosla. ¿O acaso él no habría vendido Sun por veinte millones en 1983 de haber tenido una oferta?

Personalmente me interesa más el cuarto grupo que los otros tres. Por otro lado, también me tienta mucho empezar una red social como Facebook pero sin depender de la conectividad de red (tan poco confiable en algunos países). La forma de conectarse con otro sería caminar hasta la casa, golpear una puerta, tocar un timbre. Podríamos tener miles de millones de miembros. ¿Quién quiere invertir en KnockKnockBook? Van a ver que nos llenamos de oro.

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7 opiniones en “¿Misionarios sí, mercenarios no?”

  1. La pirámide correcta la sentí la semana pasada en Buenos Aires :)

    Y es así, hay mil maneras de hacer cosas buenas para otros (y uno mismo a la vez). Lo que te facilita el dinero es la escala. En lugar de ayudar a 10 podés ayudar a 1000 (o en el caso de Bill Gates, a millones).

  2. Me parece muy buena la idea de mejorar el mundo. Sólo que pienso que cada cual haciendo lo que sabe y dedicándole su energía , ya lo está haciendo No son los filántropos unicamente los que ayudan. Es más muchos de los que dan dinero es para que los talentosos realizen su tarea.Es una descripción clara la que muestra este artículo.En nuestro pais la Red Solidaria dirigida por J Carr (quien está postulado para premio Nóbel) reunió a mucha gente que tenía algo para dar a gente que lo necesitaba. Es una tarea bondadosa para quien no es un gran talento. Imagino quien además tuviera inteligencia creativa y emocional adonde podría llegar?.Well done! Diego.Da para pensarlo

  3. Buen artículo. Lo que puedo agregar personalmente y ojalá sea visto como un aporte y no como un intento de “mírenme”…como emprendedor de 24 años, estoy creando mi primera startup, y la verdad es que nuestra misión si es crear un cambio, y tratar de que el crecimiento de nuestra empresa traiga un aporte significativo para la sociedad…sin embargo como joven, uno siempre piensa en los incentivos monetarios, se quiera o no, independiente de la visión personal y lo que uno quiera lograr para con la sociedad…uno también busca esa estabilidad, esa tranquilidad y es dificil negarlo…

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