La Ilusión de la Privacidad

Este es el texto de una columna en la revista Noticias que salió hace una semana; básicamente la idea de una privacidad total en internet para mi es una simple ilusión. Pero pese a que no me gusta poner las notas donde aparezco, en este caso recibí bastantes mails diciendo que era un pesimista o un exagerado… y realmente no se si es así y me estoy volviendo un paranoico ;)

LA ILUSION DE LA PRIVACIDAD

Cuando se conoció que Google se resistía a entregarle a la administración de George W. Bush los datos de las búsquedas que hacían sus usuarios, levantó una enorme cantidad de loas por su “compromiso con la privacidad”. Pero dos días más tarde, la compañía anunció que comenzaba sus operaciones en China, con el detalle, eso sí, de que lo hacía a cambio de autocensurar textos sobre derechos humanos, el Tíbet o todos aquellos temas álgidos para el gobierno chino. Otros competidores, como Yahoo! y MSN, ya habían aceptado la misma condición.
Google se volvió de la noche a la mañana el malo de la película, como si la privacidad realmente existiera. Partamos de una base clara: el anonimato en Internet no existe, a no ser que se tengan los medios y la dedicación como para cubrir las huellas las 24 horas, los 7 días de la semana. 20
Este caso muestra una aparente dualidad de las empresas de Internet. Cualquier empresa que quiera hacer negocios en un país, debe atenerse a las leyes y=regulaciones que allí existan. En ese punto, la decisión de Google, Yahoo! y Microsoft no es censurable, más allá de que se pueda debatir la ética de hacer negocios en un país con regímenes autoritarios.
En cambio, resulta admirable que Google haya sido la única empresa que le negó el acceso a los datos a la Administración Bush, que se enfrente a un proceso judicial y que incluso vea caer el valor de sus acciones por el enfrentamiento con el Gobierno.

En los Estados Unidos no se puede investigar a los ciudadanos y el derecho al “free-speech” es defendido con la Constitución. Un fallo de la Corte Suprema de Justicia de 1965 reconocía el derecho al discurso anónimo como vital para la democracia y definía al anonimato como “un escudo contra la tiranía” y un recurso para “proteger individuos impopulares de la venganza”.
Pero hoy la vigilancia electrónica es una realidad palpable. El primer proyecto que se hizo público y conmocionó a la opinión pública mundial fue la red de satélites espía de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (NSA). El programa ECHELON fue concebido y creado para analizar todo tipo de comunicaciones electrónicas, correo, faxes, llamadas telefónicas, satelitales o radiofónicas. Se calcula que intercepta y analiza mediante ciertos algoritmos 3 mil millones de comunicaciones diarias.
Si queremos llevar la paranoia de la “seguridad” a nuevos extremos, se puede pensar en la nueva red de cámaras instaladas en Inglaterra: desde comienzos de este año, todo viaje en coche es monitorizado. El sistema promete leer hasta 35 millones de patentes por dia, junto a su fecha, hora y posición. También puede interpretar qué autos circulan juntos “sospechosamente” y se planea integrarle algoritmos de reconocimiento facial para identificar a sus conductores.
La Electronic Frontier Foundation (EEF), una organización civil que defiende los “derechos digitales”, denunció la existencia de impresoras que incluyen códigos para permitir que el Servicio Secreto de los Estados Unidos determine con exactitud qué máquina se usa para imprimir billetes falsos. Obviamente, esta tecnología permitiría saber quien imprimió cualquier tipo de contenido que a la autoridad de turno le resulte molesto. La ilusion del anonimato es sólo eso.
Peor aún, esta capacidad de procesamiento no está sólo en manos gubernamentales sino en las empresas de consumo masivo, donde es una realidad el data-mining en cantidades monstruosas. Pongamos el ejemplo de Amazon. Tom Owad, de Applefritrer.com, tomó los datos publicos de las “Wish Lists” (listas de deseos) de los usuarios de Amazon.com, los analizó y demostró que se pueden inferir datos de lectura, gustos personales y hasta afiliaciones políticas solo guiándose por los resultados de estos datos públicos.
Si esos resultados pueden inferirse de datos públicos de una sola base de datos, ¿hasta qué punto puede llegar la capacidad de determinar nuestros perfiles por los organismos gubernamentales?
Ni hablar de la amenaza de que las autoridades deleguen el manejo de esa información en manos de un tercero. Una fallida iniciativa del gobierno argentino, por ejemplo, buscaba archivar por diez años toda forma de comunicación electrónica realizada en el país. La idea era que los proveedores de servicio (por ejemplo, Fibertel, Uol Sinectis o CTI) guardasen “por las dudas” los registros de los sitios visitados, los correos electrónicos envíados o los llamados telefónicos realizados, con la esperanza de que pudieran brindar pistas sobre crímenes eventuales en el futuro. Patético, mediocre, pero, sobre todo, peligroso.

Creo que podemos dividir el anonimato en dos tipos. Por un lado, está el anonimato de un usuario común y corriente que no quiere que la gente sepa que sitios de internet visita o que dice en los mails. Por el otro lado, está el anonimato necesario para los que piensan distinto que los gobiernos de donde viven, para quienes hacen investigaciones o son activistas sociales, políticos o religiosos. Como mencioné más arriba, el anonimato es necesario para poder vivir en democracia.
Entidades como Reportiers Sans Frontieres o la EFF ofrecen desde herramientas hasta guías de defensa legal para proteger nuestro derecho al anonimato. En un mundo perfecto no harían falta, pero no vivimos en un mundo perfecto. Reivindicar el derecho al anonimato puede sonar libertario o anarquista, pero lo que está en juego es la libertad. Si las autoridades imaginan que un criminal no utiliza identidades anónimas para cometer sus delitos, son ingenuas o inoperantes: que nuestros datos o ideas caigan en sus manos es algo que nos debería preocupar seriamente.

8 opiniones en “La Ilusión de la Privacidad”

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  2. Da un poco de miedo ver como uno puede ser blanco fácil de algún obsesivo: bastaría hecharle un vistazo a nuestro delicious, flickr, 43things en conjunto, para que cualquiera se entere de muchas más cosas de las que estaríamos dispuestos a contar en el blog. Un saludo. Primera vez que comento pero hace muchísimo que leo. :)

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